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24 de diciembre de 2009

QUE TAN LOCO ESTA CHAVEZ???? PARTE 4



El general Raúl Isaías Baudel (foto) y Luis Miquilena fueron dos grandes aliados de Chávez al comienzo de su revolución. Ambos se han convertido en sus opositores y lo creen un hombre peligroso


PARANOIA POLITICA

Como buen caudillo, Chávez siempre ha sido un poco paranoico. Cuando era candidato a la Presidencia, su escolta tuvo que ser reforzada. Se sabe que el servicio secreto de Cuba es quien se encarga, finalmente, de su seguridad. Ante la idea de que van a asesinarlo, ha dicho: "¡No se les ocurra, no por mí, sino por lo que puede pasar en Venezuela". Él pronostica que su muerte desencadenaría, como la de Jorge Eliécer Gaitán, 50 años de guerra. La semana pasada en su controvertida alocución de Aló Presidente dobló la cifra y dijo que la guerra con el imperio sería de 100 años. .

Su paranoia se disparó aun más después del 11 de abril de 2002, cuando se fraguó un golpe en su contra que lo tuvo durante 48 horas fuera del poder, y en el que participaron algunos de sus más conocidos. Los golpistas querían que renunciara, pero que no abandonara el país. Por una jugada del destino, los militares entendieron en cuestión de horas que Pedro Carmona y el grupo de empresarios que se apoderaron de la Presidencia no contarían con el apoyo popular que tenía Chávez y decidieron restituirle su lealtad a éste. Uno de los militares que fueron clave en el regreso de Chávez fue Raúl Isaías Baudel, quien años después, ya distanciado del chavismo, hizo una campaña que resultó definitiva para atajar la reelección indefinida del caudillo. Hoy Baudel está en la cárcel y se le considera un preso político. Chávez está convencido de que los gringos estaban detrás de la conspiración de aquel abril. Desde entonces su hipótesis es que la CIA está buscando su caída.

Algunos hechos reales, como el ingreso de paramilitares a Venezuela, se han convertido en una hipérbole de amenazas, atentados y anuncios de invasiones inminentes. Desde siempre, Chávez se siente parte de una guerra asimétrica, donde el pueblo en armas tendrá que defender a su líder y su revolución. Ha construido un sistema de milicias y de vigilancia comunitaria muy similar al cubano (pero menos eficiente), compró 100.000 fusiles de asalto y ha gastado 5.000 millones de dólares en armas rusas.

El líder venezolano parece ignorar que Estados Unidos ha abierto dos frentes de batalla, en Afganistán e Irak, que ahora no sabe cómo cerrar. Y que realmente Venezuela, y en general América Latina, está en el último renglón de las preocupaciones de la potencia del norte. Si esto era verdad con Bush, lo es aún más con Obama. Y pensar que las bases de los gringos en Colombia son para vigilarlo o atacarlo es ignorar que bien pueden hacerlo desde Curazao, donde tienen otra base más cercana, o desde Miami, que está justo al frente de sus playas.

En medio de su paranoia Chávez no trata a sus adversarios como contradictores políticos, sino como enemigos en una lógica de guerrerista. Manuel Rosales, quien fuera su contrincante en las últimas elecciones, terminó exiliado en Perú y acusado por la justicia chavista de haberle pagado a paramilitares colombianos para que atentaran contra el Presidente. Todo ello basado en testimonios dudosos de dos paramilitares colombianos, que han sido manipulados por los organismos de inteligencia de Chávez.

Por eso quizá Chávez ha tomado decisiones tan extrañas como desarmar a la Policía en los cinco estados gobernados por la oposición. Uno de los más afectados es Táchira, que vive una situación de violencia sin precedentes, y cuyo gobernador, César Pérez Vivas, se ha convertido en el blanco de los epítetos y señalamientos del Presidente. Allí la autoridad tuvo que volver al bolillo.

Colombia, sin embargo, terminó por darle a Chávez el pretexto que necesitaba para ponerse en pie de guerra. A medida que se diluye su proyecto expansionista, que se le complica el panorama interno y que se le enreda la gobernabilidad, invoca la guerra como su destino inexorable. Quizá porque no está preparado para perder en las urnas. Ni para abandonar el poder.

Enrique Krauze dice que "Hugo Chávez es un venerador de héroes, pero no es un héroe". Un hombre que se cree la reencarnación de Bolívar y el sucesor de Fidel Castro. Su idea del gobierno es vitalicia y absoluta. Su idea de heroísmo es continental. Se ha involucrado en procesos electorales desde Honduras apoyando a Zelaya en su abortado proyecto de reelección, y enviando una maleta de dinero a Argentina para asegurarle la victoria a Cristina de Kichner, pasando por su petro-respaldo a varios gobiernos como Bolivia, Dominica y Nicaragua. Hasta ahora Chávez mantiene la idea de que su gobierno es democrático porque ha ganado todas las elecciones, muy a pesar de que ha asfixiado la separación de poderes y la libertad de prensa.

Pero 12 años después de dictadura "light", como la han definido algunos, Chávez empieza a sentir que muchas cosas se le desmoronan. El chavismo ha perdido algunas de sus más importantes plazas políticas como Caracas, Táchira y Zulia, y su popularidad ha caído al 46 por ciento. Esto no está mal para un Presidente después de tanto tiempo en el poder, pero es insuficiente para alguien que quiere perpetuarse. Luego de que suenan sus trompetas de guerra, los venezolanos se alejan más de él. La encuestadora Datanálisis publicó un sondeo en el que se demuestra que el 80 por ciento no estuvo de acuerdo con sus declaraciones de guerra, y que el 66 por ciento no quiere que se rompa relaciones con Colombia.

Internacionalmente, su proyecto también languidece. Zelaya no ha sido restituido, Correa sigue en la línea de reconciliarse con Colombia, a pesar de los intentos de sabotaje por parte de Venezuela. Y si en el pasado se disputaban en América Latina dos modelos de izquierda, el de Chávez y el de Lula, este último se impuso por la pujanza económica y el liderazgo de Brasil en la región. La revolución chavista se ha quedado a medio camino, emulando, como dice Krauze, el fracasado y anacrónico modelo cubano.

Aunque su plan es quedarse en el gobierno hasta 2021, su tiempo ya está en declive y el oxígeno no le va a alcanzar. Ante este panorama, muchos piensan que Chávez podría buscar un incidente de militar para convertirse en el salvador de la patria amenazada. Encontrar el pretexto para perpetuarse. Una guerra que lo convertiría en el héroe que, según Krauze, Chávez siempre ha querido ser. "Hugo Chávez no es un héroe y él lo sabe. El espejo se lo dice cada mañana, cada noche (...) por eso insiste cada vez que puede en identificar a la patria con su persona, en señalar conspiraciones que lo buscan a él, que van por él y que, de triunfar, representarían el derrumbe de su país, del continente y hasta del mundo. A partir de esa quimera ha plantado la mala yerba de la discordia en la sociedad venezolana. Y a partir de esa quimera, llegado el caso, no vacilará en llevar a Venezuela al borde del precipicio. En eso sí se parece a Hitler, que en el búnker reclamaba a sus compatriotas la destrucción de puentes y ciudades alemanas antes que admitir su derrota, la derrota de sus mitologías".


En abril de 2002 el empresario Pedro Carmona juró como Presidente en medio de un golpe cívico-militar en contra de Chávez. Él está convencido de que los gringos hicieron parte del complot y esto acrecentó su paranoia

 
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23 de diciembre de 2009

QUE TAN LOCO ESTA CHAVEZ???? PARTE 3


Con Uribe, Chávez tiene una relación ambigua. Le dice amigo del alma y después lo acusa de paramilitar, y de que a través de Colombia será invadido por los gringos. Chávez no se ha dado cuenta de que ni Bush ni Obama van a atacarlo. Obama ya tiene suficientes problemas con Irak y Afganistán como para abrir un tercer frente de guerra


EL JUEGO DOBLE

Pero, más allá de su visión mesiánica del poder, Chávez se debate entre dos polos. La ambigüedad, la incoherencia y la disociación son inherentes a su forma de gobierno. Con frecuencia sus palabras y sus actos van en sentidos contrarios. Mientras le gritaba "¡pendejo!" a George W. Bush, lo tildaba de criminal de guerra y le aseguraba que primero saldría él de la Casa Blanca, que Chávez de Miraflores, pagaba 1,2 millones de dólares a una firma de lobby para mejorar su imagen en Washington.

Más allá de su espíritu camorrero, los cambios intempestivos de ánimo hacen parte de su siquis. El general retirado Alberto Rojas Muller, jefe de la campaña de Chávez en 1998, citado por Marcano y Barrera, dice que "es un individuo que vive estados de ánimo oscilantes entre momentos de extrema euforia y momentos de decaimiento". Esa ambigüedad y los cambios repentinos de ánimo han sido la constante en su relación con Uribe. Puede pasar de llamarlo paramilitar y pedir que se muevan sus tanques a la frontera, a abrazarlo, como ocurrió en la cumbre de la OEA en Santo Domingo el año pasado; llamarlo amigo del alma y ufanarse de la química que hay entre los dos.

Esta suerte de bipolaridad es mucho más común de lo que se cree en los hombres que ejercen el poder, que con frecuencia exultan vanidad y narcisismo. Edmundo Chirinos, ex terapeuta de Chávez, citado por Jon Lee Anderson en su artículo El revolucionario, dice que el Presidente de Venezuela tiene una sicología similar a la de Simón Bolívar: "Es de mal genio y difícil cuando se siente frustrado" (...) "Tiene tendencia a la vanidad. Denota un irrestricto autoritarismo y predispone a la gente en su contra". No obstante, Chirinos certifica en este reportaje que Chávez está completamente sano y es una persona completamente normal. "Aparte de su poder, no es distinto de usted o de mí", dijo.



La frontera entre Colombia y Venezuela se ha convertido en el sitio más vulnerable y conflictivo en medio de las tensiones entre los dos países


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22 de diciembre de 2009

QUE TAN LOCO ESTA CHAVEZ???? PARTE 2


Chávez admira a Fidel y aspira a ser su sucesor como figura de la mítica revolución socialista. Ha copiado mucho de su anacrónico modelo, como el mesianismo, la economía estatista y la retórica antiamericana


 EL REVOLUCIONARIO

Chávez empezó a obsesionarse con la revolución hace más de 30 años. En 1977, cuando apenas era un joven teniente de 23 años, evocaba al Che Guevara en su diario personal y describía la ansiedad que sentía por participar en una revolución: "Esta guerra es de años (...) tengo que hacerlo. Aunque me cueste la vida. No importa. Para eso nací", dice un fragmento publicado en Chávez sin uniforme. A finales de ese año vino la creación del Ejército Bolivariano Revolucionario y el inicio de su vida conspirativa, que lo llevaría a una fuerte alianza con Douglas Bravo, jefe guerrillero del movimiento Bandera Roja. Una mezcla de insurgentes y militares que resulta extraña en Colombia, pero no en otros países de América Latina.

Eso explica, en parte, su eclecticismo ideológico, que le permite al tiempo creerse la reencarnación de Bolívar, admirar al prócer federalista Ezequiel Zamora y rendirle culto a 'Maisanta' una especie de bandolero rebelde del que es descendiente. Más allá de su anacrónica adhesión marxista, Chávez parece tener en su ADN una devoción militarista donde la fuente de poder está en la punta del fusil.

Si bien hace poco llamó gorilas a los militares que apuntaron con sus rifles a la cabeza del presidente Manuel Zelaya y lo despojaron del poder en Honduras, él mismo hizo de gorila en 1992, cuando organizó el golpe para sacar a Carlos Andrés Pérez del Palacio de Miraflores.

Sobre lo que pasó esa noche en Caracas hay muchas sombras y dudas. Nadie sabe por qué Chávez no llegó a tomarse el Palacio de gobierno y se rindió sin dar pelea. Quizá para no inmolarse. O quizá porque, como dicen sus adversarios, otro rasgo de su personalidad es la cobardía. Aunque fracasó, estaba convencido de que el único camino para tomar el poder eran las armas. Fue, según sus biógrafos, la influencia del viejo líder comunista Luis Miquilena lo que lo llevó por el camino electoral.

Pero su visión de fondo no ha cambiado. El desaparecido analista venezolano Alberto Garrido documentó en varios libros cómo Chávez ya tenía vínculos con los insurgentes mucho antes de llegar a la Presidencia. La supuesta protección de la que han gozado los grupos guerrilleros colombianos en su territorio -según denuncian las autoridades colombianas- así parece ratificarlo.

En ese sentido muchos creen que Venezuela estaría cumpliendo el papel de Cuba en los años 60: un lugar para exportar la revolución. O en lo que se convirtió la Libia de Gadaffi en África en los 70 y 80: el sitio donde se armaron y entrenaron grupos rebeldes de la más diversa estirpe.

Hugo Chávez ya ha hecho una revolución en Venezuela. Su socialismo del siglo XXI ya está en el poder. La elite gobernante fue remplazada por una nueva clase dirigente cuyo epicentro es el propio caudillo.

La antigua tecnocracia petrolera de Pdvsa fue botada a la calle y reemplazada por la burocracia chavista. Muchos empresarios tradicionales tuvieron que abandonar el país o terminaron por someterse, convenientemente, a la égida de Chávez, como el multimillonario Gustavo Cisneros. Muchas empresas de comunicaciones han sido nacionalizadas, como también el 90 por ciento de las cementeras extranjeras como Cemex, Holcim y Lafargé. Hace un año nacionalizó la empresa de energía, cuyo desempeño se puede medir ahora, cuando el país está prácticamente a oscuras por los cortes de luz. En todo caso, Venezuela es un país cuya estabilidad jurídica está en entredicho para el capital extranjero.

Según Krauze, Chávez sigue un libreto: el de la revolución cubana. Recién posesionado dijo ante un auditorio de estudiantes que: "Venezuela va hacia la misma dirección, hacia el mismo mar hacia donde va el pueblo cubano, mar de felicidad, de verdadera justicia social, de paz".

Su obsesión por Bolívar se sumó a la fascinación por Fidel Castro. Chávez ha retomado las anacrónicas banderas de la Guerra Fría, ha construido una eficaz retórica anti-imperialista, y ha montado a su gobierno sobre la idea de que la revolución bolivariana será atacada desde afuera. Bien sea mediante su propio asesinato o mediante una invasión, asimilando así su destino al de todos los venezolanos. En virtud del miedo que infunde el enemigo extranjero, se postula como perpetuo salvador de la patria.


Venezuela está viviendo una grave crisis social por el racionamiento de luz y agua. Chávez le pidió al pueblo que se diera duchas comunistas de menos de tres minutos


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21 de diciembre de 2009

QUE TAN LOCO ESTA CHAVEZ???? PARTE 1

En el ‘Aló Presidente’ del 8 de noviembre Chávez les dijo a los militares y al pueblo venezolano que se preparen para una guerra de 100 años con Estados Unidos y Colombia. Tres días después dijo que estaba hablando de paz. El viernes de nuevo llamó a la guerra. ¿Está buscando un incidente para usar sus armas?

 QUE TAN LOCO ESTA CHAVEZ????

Cuando Hugo Chávez hizo sus absurdas declaraciones para pedirle a su Ejército y al pueblo venezolano que se prepararan para la guerra, la explicación que más se oyó para justificar semejante despropósito era la de la cortina de humo. En otras palabras, que quería distraer a los venezolanos de las penurias que están viviendo por una inflación en alza, el desabastecimiento de alimentos y el racionamiento de agua y luz, en busca de una solidaridad nacional alrededor de la defensa de la patria supuestamente amenazada.

Tres días después, el propio Chávez recogió velas al presentarse como un adalid de la paz y la concordia con argumentos tan ridículos como los que había utilizado en la declaración de guerra. Según él, Venezuela es un país pacífico asediado por los gobiernos guerreristas de Colombia y Estados Unidos.

Estos bandazos de oratoria y esa conducta ciclotímica que ya son conocidas en Chávez llevan a que muchos colombianos lleguen a la conclusión de que al Presidente de Venezuela le falta una tuerca o que perro que ladra no muerde. Sin embargo, dada la escalada verbal de los últimos tiempos, los graves incidentes en la fronteras, el desplome del comercio y su pérdida de popularidad en casa, no hay que descartar del todo que un perro que ladra tantas veces algún día muerda.

Líderes como Chávez, que tienen rasgos de megalomanía y paranoia, llegan a tomar decisiones que no sólo van en contravía de lo racional y lo lógico, sino a veces de sus propios intereses. Adolfo Hitler, cuando estaba ganándoles la guerra a Francia e Inglaterra, decidió atacar a la Unión Soviética al abrir un segundo frente, cometiendo el mismo error garrafal que Napoleón Bonaparte un siglo y medio atrás. Como si fuera poco, cuando los japoneses atacaron Pearl Harbor y Estados Unidos les declaró la guerra, el dictador alemán, que no tenía velas en ese entierro, decidió declararle la guerra unilateralmente a Estados Unidos, para aquel entonces la potencia militar más poderosa del mundo. La consecuencia de esas dos barbaridades fue la destrucción de Alemania cuatro años más tarde y su suicidio en el búnker de Berlín.

Ejemplos como los anteriores ilustran que cuando un hombre con poder está desfasado de la realidad, lo impensable puede llegar a suceder.

Para hacer una interpretación sobre el riesgo que representa Chávez, es útil revisar los análisis de su personalidad contenidos en biografías, perfiles y estudios que se han publicado sobre él. Dos libros han intentado profundizar sobre el tema: Hugo Chávez sin uniforme, de los periodistas venezolanos Cristina Marcano y Alberto Barrera, y El poder y el delirio, del intelectual mexicano Enrique Krauze. También ha incursionado en ese campo el periodista norteamericano Jon Lee Anderson con dos perfiles que publicó en la prestigiosa revista The New Yorker sobre el controvertido líder venezolano, y muchos otros artículos y ensayos.

De la lectura minuciosa de esos documentos la primera conclusión a la que se llega es que sería simplista afirmar que todo lo que está diciendo y haciendo Chávez no es más que una maniobra de distracción para tapar sus problemas internos. Sus biógrafos destacan su denodado apego al poder, su obsesiva pretensión de cambiar el rumbo de la historia, su convicción de ser la reencarnación de Bolívar y Fidel, y su desprecio por la democracia liberal. Dan cuenta de su verborrea provocadora y sus abusos de autoridad. Pero nadie se atreve a pronosticar hasta dónde puede llegar con su proyecto revolucionario. Los rasgos de su personalidad lo hacen impredecible: es ambiguo, delirante, paranoico, manipulador y belicoso.

En el prólogo del libro de Marcano y Barrera, el periodista Teodoro Petkoff dice que "a lo largo de su fulgurante carrera, Chávez ha tenido a su favor la subestimación de que ha sido objeto por parte de sus adversarios y enemigos". En efecto, muchos se han equivocado con él. El presidente Rafael Caldera jamás imaginó que el mismo coronel golpista al que le otorgó una amnistía en 1994 sería su sucesor en la Presidencia un lustro después, y que le enviaría mensajes al otro día del triunfo electoral de que desocupara el despacho presidencial. El mismo que en la ceremonia de posesión alzó la mano para jurar que reformaría la "moribunda" Constitución sobre la que estaba jurando.

Tampoco pensaban sus adversarios, que como candidato lo consideraban un fuego artificial que capitalizaba el descontento popular momentáneo, y que desde 1998 lo han visto ganar más de una decena de elecciones. Mucho menos imaginaban sus antiguos colegas revolucionarios y militares, como Luis Miquilena o Raúl Isaías Baduel, que terminarían proscritos, vituperados o presos por el régimen bolivariano que ayudaron a erigir.

No hay que subestimarlo, sugiere Petkoff. Por eso cuando Chávez les dice al Ejército y al pueblo venezolano que se preparen para la guerra, muchos colombianos no saben si el que habla es un loco pirómano que puede incendiar el vecindario o un peligroso estratega que lleva años preparándose para cumplir su propia profecía bélica. 



 
Chávez cree que él es la reencarnación de Bolívar y que su destino manifiesto es continuar su obra. También es devoto de ‘Maisanta’, una especie de bandolero rebelde que hace parte de sus antepasados




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20 de diciembre de 2009

SOCIALISTAS POR BILLETE




Para nadie es secreto que existe un porcentaje muy pírrico de las personas que tienen alguna idea real de qué es socialismo, bien sea del siglo 21 o como quieran que se llame. Muchos confunden socialismo con comunismo.
En realidad el socialismo ideológicamente es una utopía. Hugo Chávez ha tratado por todos los medios de hacerlo ver y sentir como la panacea, que la gente lo asuma como la salvación única, la transformación y la vida altruista del nuevo hombre.
Ciertamente todo esto es bueno, pero la cuestión radica en que la mayoría de la población venezolana desconoce al socialismo en esencia, menos podrán entenderlo; incluso no sólo el populacho, sino también quienes se jactan de ser los paladines del socialismo del siglo 21, esos que se encuentran en altas esferas del poder y del PSUV.
Justamente a muchos de estos últimos, los del poder en el gobierno y en el PSUV, es a los que quiero referirme, ya que a ellos no les importa para nada el socialismo del tipo que sea, ni la solidaridad, ni los cambios en la sociedad, ni el municipio, ni la región, ni el país, mucho menos el pueblo.
Es una tremenda bofetada a la población observar a una gran cantidad de dirigentes del PSUV, municipales, regionales, nacionales, incluyendo alcaldes, gobernadores, diputados, concejales, ministros, directores de organismos y otros más, llenándose la bocota hablando de socialismo y comunismo.
Diciéndole a los cuatro vientos al pueblo que deben vivir con austeridad, racionamiento de servicios públicos como agua, gas y electricidad, comer menos, no comprar vehículos ni ropa, apretarse el cinturón cada vez más y pare usted de contar.
Mientras, ellos disfrutan la dolce vita, viven en tremendas quintas y apartamentos donde derrochan el preciado líquido, la luz eléctrica y el gas, comen en restaurantes de lujo, tienen sirvientas, tarjetas de crédito y débito ilimitadas, camionetotas último modelo, usan ropa de marca, viajan a Margarita, Curazao, Punta Cana, Las Bahamas, Miami y Europa cuando les da la gana, beben whisky etiqueta negra y azul. Entonces, ¿ser rico es malo?
Estos señores, son los que yo llamo los socialistas por billetes, muchos de ellos jamás en su vida fueron luchadores o dirigentes sociales, no estudiaron un carrizo y por supuesto, políticos menos llegaron a ser.
Su único propósito es ponerle la mano al poder y a los billetes para darse la vida que nunca pudieron, a costillas del pueblo, los dineros del Estado y a la sombra del socialismo que no saben qué es, no lo practican ni les interesa tampoco.

15 de diciembre de 2009

30 razones de por qué se vivía mejor en la 4ta República



Todos sabemos y vivimos los males de la 4ta. República, hay quienes llevan más de 10 años en el poder y le siguen echando la culpa a esta época de todo lo que pasa en la nación. Sin embargo, aquí les quiero dejar mis 30 razones de por qué se vivía mejor en la 4ta y había algo de dignidad en nuestro país:

1. El venezolano era solidario con sus compatriotas. No había división ni odio exacerbado y promovido desde la presidencia de la república.

2. No había secuestros express.

3. PDVSA no pertenecía a ningún partido político.

4. Se cuidaba que en la frontera no entraran las FARC ni el ELN, incluso había persecución en caliente de estos terroristas dentro del territorio Colombiano. Se les recibía con plomo.

5. Se combatía a los malandros y tira-piedras. Hoy hasta ocupan altos cargos públicos.

6. Cada 5 años había candidatos presidenciales diferentes al presidente de turno. Si no te gustaba el presidente, sabias que en 5 años se cambiaba.

7. El Estado construía muchas más viviendas por año y eso con un barril de petróleo más barato.

8. No se regalaba el dinero a diestra y siniestra por el mundo.

9. Era posible enjuiciar a un presidente por cargos de corrupción y destituirlo (caso CAP).

10. Para ver lo que estaba pasando en el país (las noticias) se podía sintonizar cualquier canal, Venevision, Televen, RCTV, Canal 5, etc; incluso VTV. Ahora solo tenemos (por ahora) un solo canal: Globovision.

11. Lo militares hacían su trabajo de resguardar la soberanía y hacer respetar la constitución del país, no andaban dando discursos políticos y dedicándose al proselitismo.

12. La Radio Rochela se veía en señal abierta y podían burlarse del presidente y sus ministros, haciendo reír a toda la población venezolana.

13. Venezuela era un país neutral, no se metía con sus vecinos ni se inmiscuía en otros países.

14. Los ministros duraban máximo 5 años, y siempre aparecía una cara nueva. No había que calarse a los mismos peleles burócratas por más de 10 años.

15. Para ejercer un cargo público, aparte de cierta afinidad política, como no, la persona debía tener un mínimo de preparación y méritos, y no ser un simple mamarracho arrodillado del presidente.

16. En VTV podía haber cualquier tipo de programación, hasta de oposición al gobierno de turno (incluso había programas de comunistas), ahora solo pasan propaganda roja-rojita del PSUV y programas nauseabundos como La Hojilla. - Que nostalgia tenemos de Arturo Uslar Pietri….

17. No había una guerrilla venezolana financiada por el Estado Venezolano.

18. No existía Lina Ron, ni grupos paramilitares en el 23 de Enero.

19. No se invitaban ni se hacían cumbres en el país con genocidas y dictadores del África.
20. El país colaboraba en la lucha contra el narcotráfico (DEA).

21. No había hipocresía en la relación con USA. Si se vendía todo el petróleo a USA, se decía y punto; no se andaba con hipocresías (y que) anti-imperialistas.

22. Se avanzaba hacia una mayor descentralización (sobre todo a partirde 1989), los Estados de la provincia tenían más responsabilidades y capacidad de respuesta.

23. No se condecoraba a asesinos como Gadafi y los pistoleros de Puente Llaguno, entre otros.

24. No dejábamos que nos invadieran los funcionarios de otro país (CUBA).

25. No nos atormentaban con cadenas presidenciales de radio y televisión a cada hora y de larga duración.

26. Las leyes eran discutidas en el Congreso y no generaban el rechazo de más del 50% de la población.

27. Los cargos públicos eran ocupados en su mayoría por civiles venezolanos y no por militares retirados o agentes del gobierno cubano.

28. CADIVI se llamaba RECADI, y por lo menos se metió preso a un chino por la corrupción. Hoy no hay ni un preso por los negocios sucios en el manejo del control cambiario.

29. Si necesitábamos asesoría externa, se la pedíamos a países desarrollados de Europa o Norteamérica, y no de países atrasados como Irán, Cuba, Bielorrusia, etc.

30. Los Domingos eran para descansar y no tener al "presidente" hablando pendejadas durante 8 horas por VTV.
SI QUIEREN AGREGAR MAS ENVIENLAS EN LOS COMENTARIOS Y COLOCAREMOS UNA SEGUNDA PARTE.