TEMAS DE ACTUALIDAD POLITICA, ECONOMICA, SOCIAL Y MILITAR
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4 de mayo de 2011

Código rojo rojito



Código rojo rojito


Pérez Becerra es ­en Europa­ el cabecilla del frente internacional de las FARC y director de la agencia de noticias Nueva Colombia, Anncol, con sede en Estocolmo. Como corresponde, Pérez Becerra, alias “Alberto Martínez”, tiene su prontuario: integró el Bloque Caribe de las FARC, liderado por Iván Márquez (quien dirige desde Venezuela la Coordinadora Continental Bolivariana) y estuvo con Raúl Reyes en su campamento durante varios meses.El presidente anda indignado, pero consigo mismo, por caer en la trampa de “su nuevo mejor amigo”, el presidente Santos, que le pidió la captura y envío del guerrillero de las FARC Joaquín Pérez Becerra, que llegaba a Caracas procedente de Alemania y, sin “titubear”, se lo mandó de inmediato.
Su participación en actividades terroristas, como comprar armas y ser enlace con otras bandas terroristas, quedo registrada en las computadoras rescatadas del bombardeo.
Pérez Becerra tiene sus dolientes en Suecia ­que lo reclama como ciudadano nacionalizado­, en la guerrilla y entre grupos internos enardecidos que acusan de traidor al Presidente venezolano por entregarlo. A quienes protestan la deportación, Chávez les replica acusándolos de radicales que “andaban haciendo unos planes para montar en Venezuela unas bases de la guerrilla colombiana a espaldas de todos nosotros. No se dan cuenta de que es la excusa perfecta del imperialismo para agredir al pueblo de Venezuela”.
Chávez se queja amargamente por la reacción de sus aliados y denuncia que le sembraron al miembro de las FARC.
No se explica por qué lo dejaron venir si tenía Código Rojo de Interpol, que debieron agarrarlo en Frankfurt donde abordó el avión, que no debió salir de Suecia.
La verdad es que Pérez Becerra, con o sin Código Rojo, ha venido en muchas ocasiones.
Como la mayoría de los guerrilleros colombianos tiene cédula venezolana, sólo que en esta oportunidad ­según fuentes de inteligencia­, le esperaba una celada: lo trajeron para integrar con Piedad Córdoba e Iván Márquez una mesa de negociaciones para intercambiar guerrilleros por secuestrados.
Chávez dice que fue una trampa. Efectivamente, tenía que sacrificar a alguien para que Santos justificase en Colombia la entrega del narcotraficante venezolano Walid Makled.
Uno por uno. Por un lado, se lava la cara ante el mundo de tener vínculos con los terroristas, y por el otro, no hay forma de probar que Venezuela se ha convertido en un narcoestado.
Esa es la verdadera razón de Estado. Santos es pragmático, le interesa la liberación de los secuestrados en manos de las FARC y si tiene que autorizar como mediador a Chávez para lograrlo le da carta blanca. Así que en el intercambio de prisioneros por secuestrados de la guerrilla, el primero que saldrá en libertad será el “faraco” engañado, Joaquín Pérez Becerra.
Y a la ex senadora Piedad Córdoba ­que no ha dicho ni pío a favor del “sueco”­ le quitarán la inhabilitación política.
Tic tac Prácticas cubanas: los exportadores colombianos negociarán con empresas del Estado venezolano; el sector privado será excluido de los acuerdos firmados por Chávez y Santos.
Como el Gobierno demostró con “Pudreval” que no pudo con las importaciones de alimentos, la manejarán los cubanos. Además, parte de esas importaciones ­10 millones de dólares anuales, pagados por Venezuela­ serán destinadas a Cuba. Para obligar a los colombianos a despachar la mercancía, piensan inflarles el pago de la deuda; de negarse a esa práctica, no les cancelarán la deuda anterior. Eso sí, el gobierno de Santos no tendrá responsabilidad cuando los empresarios vuelvan a quedar ensartados.
Marianella Salazar 

El Nacional / ND
msalazar@cantv.net

20 de abril de 2011

¿No se han preguntado como fue que llegó a este “paquetazo” la revolución de los Castro en Cuba?


¿No se han preguntado como fue que llegó a este “paquetazo” la revolución de los Castro en Cuba?

Ayer, sin debate real y en solo dos días, los mil delegados del VI  Congreso del Partido Comunista de Cuba aprobaron las propuestas de reformas económicas que hizo Raúl Castro.  Reformas, si se quiere, históricas, que incluyen, nada mas y nada menos, que “300 medidas de apertura al sector privado, recorte de empleos, reducción del [...]

Ayer, sin debate real y en solo dos días, los mil delegados del VI  Congreso del Partido Comunista de Cuba aprobaron las propuestas de reformas económicas que hizo Raúl Castro.  Reformas, si se quiere, históricas, que incluyen, nada mas y nada menos, que “300 medidas de apertura al sector privado, recorte de empleos, reducción del subsidios, autogestión empresarial, impuestos y descentralización del aparato estatal”, según el apretado resumen de una agencia internacional de noticias. Si lo decimos menos sintético es despedir un millón de trabajadores del hasta ahora único empleador que es el estado.  Eso sí, en varias tandas y a lo largo de al menos un año.  Ese gigantesco despido masivo, sin embargo, es bajo un plan: permitir por vez primera en 50 años que ellos se conviertan en empresarios pequeños o en “trabajadores por cuenta propia”.  O sea, pequeños capitalistas, aunque ellos se nieguen a usar ese propio nombre.
Por lo que se sabe, la mayoría de los posibles “despedidos” desean entrar en esa lista porque saben que pueden salir de los miserables salarios que paga “la revolución” y obtener mayores ingresos.  Lo saben porque muchos hacían esos trabajos “por cuenta propia” en forma ocasional, clandestina, subrepticia, ilegal y en algunos casos mediante la corrupción.   La espantosa “camisa de fuerza” que es la vida social en Cuba solo encontraba escapes así. Ahora podrán hacerlo sin incurrir en delito y expandir el negocio.
Pero hay mas. “Reducción de los subsidios”, es decir eliminar progresivamente la tristemente célebre “libreta de racionamiento” que el régimen llama “de abastecimiento” porque permite que tras largas colas, el ciudadano pueda retirar ciertas cantidades (usualmente insuficientes) de algunos alimentos sin pagar.   Van dos medidas del paquetazo neoliberal. Ahora se pagarán impuestos. Un signo inequívocamente capitalista. En Cuba desaparecieron los impuestos porque nadie tenía “renta”.  Ahora, como habrá ganancias mini-capitalistas, también reaparecerán los impuestos.  Y, por si fuera poco, se establece un tímido proceso de “descentralización estatal”. Eso es una revolución en un país donde todo está concentrado en manos del gobierno central y en especial en manos de Fidel Castro.
La nota no destaca que una de las 300 medidas de reforma económica –ya la comentamos en esta columna el pasado lunes-  es desaparecer progresivamente a las “granjas colectivas socialistas” para dar paso a la explotación privada de la tierra y su usufructo individual, de grupo y hasta de pequeñas empresas-cooperativas que hasta podrán tener empleados.  ¿Eso no es capitalismo?.  Y la medida política de poner fin a los cargos vitalicios y/o de reelección indefinida.  Nadie podrá estar por mas de dos períodos de 5 años cada uno.  ¡Chávez tiembla!.
Ese VI  Congreso del Partido Comunista tenía seis años de retraso.  En otras palabras, las graves tensiones internas habían impedido que se hiciera.  La “revolución”  cubana dejó  de ser revolución hace muchos años.  Ese solo dato lo revela.   En 50 años seis Congresos del PC, es decir, el gran evento donde se eligen las autoridades y se deciden las grandes líneas políticas.  A promedio de uno cada ¡8 años!.  Es un enorme paquidermo prehistórico que apenas se mueve. La burocracia es el sello, como lo era en la derrumbada URSS.  El sistema es burocracia. Cargos y políticas que no se mueven. Lo contrario de cualquier concepto de revolución. La antítesis del dinamismo y la transformación.  ¡Hay que esperar 8 años para discutir cambios  estrategias!… salvo que Fidel, unilateralmente como dueño de vidas y bienes que era, tomara decisiones.
Todo sin debate. Un Congreso que tenía mas de 8 años sin reunirse, debe aprobar un plan que transforma conceptos inamovibles de la vida económica y política… ¡en tres días!.   Claro que para cubrir algunas formalidades de la “democracia popular”, hubo “debates” en los organismos de base desde hace semanas.  Solo que las cientos de ideas y propuestas no fueron consideradas. Solo lo que Raúl Castro presentó como informe.  Ese es el “modelo”  que admira Hugo Chávez.
El relato es espeluznante aunque ahora la memoria me traiciona y no recuerdo quien contó la verídica anécdota en reciente artículo de opinión, por lo que ofrezco excusas.  Fue en Cuba unos 20 años atrás.  Varios escritores, intelectuales y artistas venían planteando la necesidad de espacios de mayor libertad para la creación.  El run run ya molestaba al poder y Fidel los mandó a citar a una reunión con él.  Todos llegaron asustados.  La expresión debía ser otra mas grafica pero algo escatológica.  Nadie sabía cómo se saldría de aquella reunión. Fidel los ve que tiemblan y se afinca:  “A ver, quién de ustedes es el que tiene más miedo para que hable primero”.  Y tras un ominoso silencio, pide la palabra un escritor, no precisamente el mas valiente, tembloroso:   “Lo que no entiendo Fidel es por qué tengo que tener miedo como lo tengo”.
¿Cómo llegó la Cuba supuestamente revolucionaria a ese nivel de ruina y fracaso para tener que aprobar un plan de ajustes y cambios tan radicalmente contrario  a los dogmas inamovibles del supuesto socialismo de 52 años?.  Los “fans religiosos” de Fidel se aferran a una explicación para calmar su conciencia:  es que son 52 años de un feroz bloqueo.  Farsa.  Nunca hubo tal bloqueo.  Hubo y hay un embargo comercial  de EEUU y sus empresas. Embargo estúpido e ineficiente, por cierto, que solo sirve para que Fidel tenga una excusa para justificar su dictadura, la liquidación de las libertades a su pueblo y logre “comprensión” en el exterior para sus desmanes.
Pero Cuba comercia con Europa, Asia, América Latina… e incuso el mayor proveedor de alimentos para Cuba  es… ¡EEUU!.  Solo que hay prohibición de inversiones, líneas de crédito, etc.  Súmele los enormes subsidios que la URSS mantuvo por cerca de 30 años a un promedio de 3 mil millones de dólares anuales, ahora reanudados por Chávez con dineros del pueblo venezolano.  La ruina es el sistema.  La prueba es que las reformas que trata de ensayar Raúl Castro son para darle algo de producción y productividad a la economía de la Isla. Reformas que derriban los mitos del dogma fidelista. La confesión que sin incentivos materiales nadie trabaja con ganas. No hay “hombre nuevo” luego de 50 años a pesar del “bloqueo” de información y formación  libre. A pesar de tanto “ideologizar” desde niños. Aunque haya un solo periódico, una sola TV, un solo discurso. Todo es una farsa. Un engaño. No más granjas colectivas estatales socialistas. No más trabajadores improductivos. A cambio, trabajadores que produzcan “por cuenta propia”.  Capitalismo incipiente.   Cuba no produce nada. Ni sus alimentos.  Ni su tradicional azúcar cuya zafra 2010 fue la peor… ¡en 110 años!.