Esto es lo que dice Teodoro Petkoff, en TAL CUAL
Tres años largos hace que el “hiperlíder” le propuso al país la construcción del socialismo el siglo XXI y todavía no se le ve el queso a la tostada.
Ninguno de los “teóricos” nacionales e importados que militan en “el proceso” ha podido nunca definir el significado de tal concepto y ahora que se inicia el congreso ideológico del PSUV no es difícil imaginar que el tema será obviado y pasado por debajo de la mesa.
La única concreción real de la fulana doctrina ha sido, en lo económico, la progresiva reedición del capitalismo de estado aunado al acoso progresivo a los sectores productivos privados y en lo político, el desmontaje continuo de la institucionalidad establecida en la constitución de 1999 para garantizar la perpetuación en el poder de la actual clase gobernante.
Todos los invenciones planteadas para darle estructura al tal socialismo del s.XXI como praxis económica, han muerto antes de nacer o terminado en el fracaso.
Tal es el caso de la cogestión, las empresas de producción social, los saros, los saraitos, las cooperativas, los núcleos de desarrollo endógeno, los consejos obreros, el trueque, las monedas comunitarias o las fulanas 200 fábricas socialistas.
En lo político, el socialismo chavista lo único que ha hecho es desmontar la descentralización, asfixiar política y económicamente a las regiones, eliminar la representación proporcional, instaurar el culto a la personalidad, sembrar la división entre los venezolanos y burlar los derechos políticos y civiles de quienes se oponen al régimen.
Mientras campean la corrupción, el despilfarro y la ineficiencia en la administración del Estado, uno se pregunta ¿en qué consiste el cacareado socialismo chavista? Con elementos suficientes para implementar medidas que pudieran denominarse de corte socialista, el chavismo prefiere pasar agachado y voltear la página al tiempo que los nuevos ricos aliados al poder se siguen enriqueciendo y la clase política gobernante mantiene de manera cínica su discurso “reivindicativo”.
Ahí está la reducción de la jornada laboral, prevista en las Constitución de 1999 y planteada luego como eje de la fallida reforma de 2007. Cinco años de dominio absoluto y virtualmente unánime del chavismo en la Asamblea Nacional no han bastado para aprobar una nueva Ley del trabajo que dé cumplimiento a esta disposición.
Lo mismo pasa con la reimplantación de la retroactividad en las prestaciones sociales. ¿Cuál es la excusa para que los diputados “socialistas” le nieguen ese paraíso a los sectores populares? Es también el caso de legislaciones de avanzada propuestas por uno que otro ingenuo impenitente para defender a los consumidores. ¿Qué pasó con la ley propuesta en 2007 para regular los servicios clínicos, o más recientemente, con las legislaciones para combatir la especulación en la venta de viviendas y vehículos? Pues nada, puro aguaje, porque esta revolución y su mentado discurso libertario han resultado ser sólo una coartada para perpetuar a una nueva clase gobernante, mientras que el socialismo del siglo XXI ha terminado siendo en definitiva, sólo una gran estafa.
La Gran Estafa
Teodoro Petkoff
Teodoro Petkoff