La realidad de la FAN venezolana
En medio de la presencia mediática permanente, sosegada e irrefutable del general Antonio Rivero, el ambiente en los cuarteles es cada vez más incómodo.
Los oficiales Generales aplauden cada error del Comandante Presidente para lograr el ascenso o el cargo en julio. Los Oficiales Superiores que quedan aún dentro del sector institucional, tragan grueso cargados de impotencia y los subalternos disfrutan la locura y el despelote reinante, así como la indisciplina que ha sido la norma constante del estamento militar de los últimos 10 años. Laptops, vehículos (los Centauro y Turpial que fueron entregados sin inicial, están en manos de taxistas, sacándole platica para que el teniente se compre otro carro “pitiyanqui”), celulares, permisos constantes, la permisividad de las relaciones entre subalternos y superiores, femeninas y masculinos, unido a la “línea caliente” con capacidad de chismear al jefe exigente.
Todo esto unido a la verdadera situación del apresto militar agravada por el bloqueo estadounidense en repuestos y partes de los equipos militares, ha destruído la capacidad bélica de la Fuerza Armada Nacional que por ejemplo el 19 de abril tuvo que hacer uso de profesionales (oficiales subalternos de comando y técnicos, tropas profesionales y cadetes) en las agrupaciones de desfile para tratar de hacer relleno y dar muestra de una disciplina y organización a nivel de tropa que la FAN no posee en la actualidad.
El patético cuadro se completa con la presentación de armas obsoletas y que no tienen capacidad de empleo, como el caso de los AT 4 que están en grado 3 (munición inservible), los cañones de 84 mm Carl Gustav cuyo tubo Venturi se encuentra desnivelado y la munición en grado 3, los sistemas misilísticos MAPATS cuyo desfile es solo del caparazón, y los tanques sin accesorios, son muestras del posible combate que puede emplazar Venezuela ante ejércitos invasores.
Lejos quedaron los Cañones de 106 mm sin retroceso, las ametralladoras .50 y las AFAG que no están operativos en su mayoría por la falta de repuestos, sumado a lo obsoleto de las mismas y que a su vez no tienen vehículos para movilizarse. Los vehículos ligeros Tiuna no pueden pasar de 60 Km/h so pena de voltearse por inestables. Sólo hay que recordar la muerte del General Tomás Moncanaut, durante la evaluación de este vehículo.
La demostración de que cada día el discurso oficialista es menos contundente, y que dejó de atraer a las personas, es que se recurre a la amenaza y a la represión, el señalamiento de contrarevolucionario o eliminación de privilegios, para convocar a los supuestos seguidores del Proceso.
Patricia Poleo