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12 de marzo de 2010

10 razones para una derrota electoral del Chavismo


La oportunidad perdida. 10 razones para una derrota electoral del Chavismo

1) Una política social que no incentiva la estima de los beneficiarios, todo lo contrario su carácter caritativo fomenta el desprecio por el trabajo. Como resultado, en vez de revolucionaria tenemos una población limosnera que se moviliza de acuerdo a las prebendas constituyendo un ignominioso capital electoral. La situación asistencial sigue siendo crítica, muy a pesar de las misiones y de obras que parecen sólo pinceladas en un panorama desolador. El abandono de los grandes hospitales cosecha el descontento popular.

2) Las invasiones generalizadas, manejadas por los industriales del rancho han contribuido a la deforestación del país y como consecuencia han mermado considerablemente el potencial hidrológico nacional. Ha aumentado de manera geométrica la delincuencia, por cuanto sin ninguna normativa (donde se fijan afiches del Presidente y enarbola el tricolor nacional para darle legitimidad al delito) se levantan rancheríos que con el apoyo oficial logran algunos servicios. Una vez consolidados, sus improvisadas viviendas son puestas a la venta por los traficantes de este tipo de construcciones. En cualquier parte del país se levantan tarantines y se multiplican las barreras cementadas mejor conocidas como policías acostados que a la larga son utilizados como alcabalas para el robo y el atraco. Nuestras policías están saturadas de delincuentes que operan bajo la mayor impunidad. En materia de seguridad, nuestro país se ha convertido en un inmenso sistema penitenciario distorsionado, dando paso a toda una generación del crimen cuyos resultados comienzan a verse en espantosos asesinatos ya rutinarios.

3) La política comunicacional del Gobierno no tiene una línea revolucionaria, todo lo contrario, presenta un contenido repetitivo con tendencia a una publicidad engañosa desechando el mensaje renovador y de justicia, suplantándolo por un discurso de mimos con el cual se pretende crear la imagen del superhombre que todo lo resuelve por sí solo. El Minci no pasa de ser un mamotreto burocrático donde lo único viviente es el montaje del programa dominical Alo Presidente. Con todo el aparataje de emisoras y televisoras, el fracaso ha sido rotundo. Allí están los números.

4) Las expropiaciones. Las políticas improvisadas que inicialmente se manifestaron en cooperativas (hoy existen muy pocas) no lograron levantar la producción nacional. La situación se agrava cuando se procede a la expropiación de empresas en plena capacidad de producción. Por ejemplo, se expropiaron 4 centrales azucareros con el argumento de aumentar la producción nacional y como resultado tenemos que no sólo ahora importamos más azúcar, sino que, además, los centrales expropiados están ahora en completo abandono. En este punto también hay ausencia de una línea de carácter revolucionario porque prevalece la idea de arruinar el aparato productivo para facilitar las importaciones y por ende el enriquecimiento de quienes manejan las divisas extranjeras en combinación con funcionarios del Gobierno. La carestía es la palabra del día; la escasez galopa en los anaqueles de abastos y supermercados, mientras Mercal y Pdval no pasan de ser una mala copia de Corpomercadeo, aquel tristemente célebre comisariato de la IV República. Se proponen las expropiaciones porque las redes de comercialización oficial no funcionan; ese es otro de los meollos de una política contrarrevolucionaria.

5) La política eléctrica. Los resultados pueden deducirse en la siguiente oración: “Los planificadores de la IV República llevaron la electricidad a los lugares más remotos de Venezuela, Los planificadores de la V República (Izquierdo, Sanz y Giordani) nos bajaron el Brecker y sus errores amenazan con un apagón nacional de consecuencias impredecibles. Como una ironía más, es un sindicalista quien paga los platos rotos de la ineptitud de los mencionados. Cuántas veces no alertamos sobre la crisis eléctrica. El racionamiento de energía es una medida inútil porque más de la mitad de los barrios venezolanos carecen de ese servicio y lo toman ilegalmente de los cableados y postes públicos. El Gobierno le ha dado legalidad a la provisionalidad.

6) Las promesas incumplidas en el nivel presidencial se multiplicaron como el arroz. Por ejemplo, mientras Chávez ordenó (por citar un caso paradigmático) no exportar una gota más de asfalto hasta tanto no se pavimentara toda la vialidad nacional, las carreteras siguieron siendo el dolor de cabeza de quienes se aventuran por ellas. Se ha hecho una apología acerca de la recolección de basura, no obstante, ni siquiera Miraflores escapa a los hedores de la acumulación de desechos en nuestras grandes ciudades.


7) La política internacional no tiene un carácter revolucionario que se le pueda identificar al menos con los preceptos del internacionalismo proletario tan pregonado por el Gobierno revolucionario. Todo lo contrario, esa política se asienta sobre la entrega de nuestra riqueza petrolera a grandes consorcios internacionales y al apoyo económico a Gobiernos que simpatizan con el nuestro por el solo hecho de una bonanza petrolera.

8) La construcción de una república socialista se pierde aplastada por la deuda del Gobierno revolucionario para con quienes se supone son los actores fundamentales del proceso, como deben ser los trabajadores y proletarios. Esa receta se torna borrosa y lo poco que puede mostrar es prácticamente un giro hacia la derecha.

9) En política educativa se pretendió implementar una estrategia alfabetizadora como prioridad, al estilo de la Cuba de inicios de los años 60. Dos situaciones distintas. Con el agravante de una generalizada entrega de “becas” y subsidios que hicieron pasar a un segundo plano el salario de los trabajadores. Allí comienza la deformación del proceso educativo revolucionario. Se entrega la responsabilidad de la educación escolarizada a dos sindicalistas (pendientes más de los contratos de HCM que de la política educativa) como lo son los dos ministros que han pasado por ese despacho en el curso del Gobierno revolucionario. En el nivel universitario ciertamente se han multiplicado los cupos escolares, no obstante, se han fomentado carreras no prioritarias para el proceso y para colmo casi sin valor académico. Se ha pretendido hacer de las universidades abadías sin derecho a la libertad de opinión.

10) La política económica resumida en el “paquete Giordani” ha quebrado el poder adquisitivo de los trabajadores. La devaluación y la inflación son las dos fórmulas “fondomonetaristas” en manos del monje planificador de la economía venezolana. El coctel es de terror: Inflación, devaluación, escasez. Ingerido por la revolución significa una aplastante derrota. Los números (por ahora) se expresan en una tendencia de 54 a 46 en contra del Gobierno revolucionario.

Miguel Salazar