TEMAS DE ACTUALIDAD POLITICA, ECONOMICA, SOCIAL Y MILITAR
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1 de mayo de 2010

El Pérez Jiménez que Chávez adora

El Pérez Jiménez que Chávez adora


Durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, lo represivo estuvo unido a una gestión de gobierno desarticulada y bajo el signo de la inmoralidad administrativa. Detrás de obras de relumbrón había un aparato de propaganda que llegaba al exterior. Como si el progreso de Venezuela se hubiese puesto botas de 7 leguas. Pero la realidad estadística era otra. Todo el impulso que había dado AD al desarrollo sufrió de parálisis abrupta. El subconsumo humano en carne y leche regresó, se clausuró el Departamento Agropecuario de la Corporación Venezolana de Fomento y el Banco Agrícola, escasearon los créditos a la ganadería. Se hacían cosas en vértigo de hormigón y cemento, a un costo tres veces mayor a lo que costaría en Manhattan, orquestándose una danza de la ostentación e importándose la mayor parte de los alimentos. Para 1956, se consumía menos que en 1948. Múltiples informes estadísticos–de instituciones nacionales e internacionales- así lo delatan.
La disminución del poder adquisitivo de los venezolanos era resultado del estado de total indefensión en que se encontraban las clases trabajadoras. Sin libertades ciudadanas, sin derecho a organizarse para la defensa colectiva de sus intereses de productores, los obreros y campesinos fueron obligados a soportar un nivel de vida cada vez más bajo, repercutiendo negativamente sobre el desarrollo de la economía y de la sociedad. El salario volvió a quedarse por detrás de la continuada elevación del costo de la vida. Entre 1948 y 1953, el trabajador retrocedió, trabajó más, produjo más, pero percibió menos. Se le oprimía y extorsionaba más. Las estimaciones hechas por el Banco Central, comparando el apreciable impulso que recibió la economía venezolana durante la gestión administrativa de AD (1946-1949), se detuvo bajo el neofascismo castrense. Tales realidades negativas eran escamoteadas por la propaganda del régimen. En el Estudio Económico de las Naciones Unidas para América Latina (Informe de la CEPAL 1951-1952) se encuentran los números reveladores de la situación real del pueblo venezolano, al igual que en la Enciclopedia Británica.
En el desbarajuste castrense el crecimiento de los índices de producción de artículos “alimenticios” sólo se destacaban las bebidas alcohólicas. Un país abastecido de cerveza, ron y aguardiente mientras la producción de zapatos disminuía. La industria petroquímica tenía una morosa lentitud. Con el desmantelamiento de la Corporación Venezolana de Fomento, creada por AD para incrementar la producción no petrolera, se abandonaba a su propia suerte la intención crediticia del Estado hacia la agricultura, la cría y la industria. La Corporación se convirtió en instrumento de turbios negociados y combinaciones ilícitas, en beneficio de los capitostes del régimen. Ocultando las informaciones estadísticas serias y confiables, la dictadura prefería volanderas noticias, el engaño y la mentira.
En contraposición a la inversión para el desarrollo sustentable, se gastaban cientos de millones en presupuestos ordinarios de guerra y de policía política. Otra vez, Venezuela colgaba del hilo petrolero, consumiendo poterías y enlatados extranjeros. Como sucede siempre con los regímenes autócratas, el prestigio de las Fuerzas Armadas disminuía en forma vertical, perfilándose como un ejército de ocupación alzado contra la República. Más de 200 oficiales estaban en la cárcel y el exilio, otros muchos vivían acechados por el espionaje de la Seguridad Nacional e Inteligencia Militar. Pero quienes conformaban la guardia pretoriana del tarugo disfrutaban de privilegios tan exagerados que indignaban y sorprendían, tanto dentro como fuera del país. Los conmilitones íntimos del aprendiz de déspota traficaban con los Comisariatos del Ejército, cual contrabandistas de alto bordo, con toda clase de artículos comerciales.
El escándalo del Casino para Oficiales fue una elegía de piedra y mármol en un país sin trabajo, niños sin escuela y dos tercios de la población analfabeta. Sobre el palacial Círculo de las Fuerzas Armadas (siempre funcionando a pérdidas) comentó la revista Time: “probablemente su costo haya sido el doble de la cifra oficial de 7.600.000 dólares”, seis veces más de lo que aportaba el Estado para seguros sociales, dos veces más de lo que gastaba en obras de riego. La hipertrofia de los gastos bélicos, ridículo en un país sin conflictos, era correlativo con la disminución de las inversiones para la educación, salubridad, servicios públicos, etc. Los gastos del Ministerio de Defensa crecieron en 54% en el año fiscal 1949-50. Esta era la más segura fuente de enriquecimiento ilícito para el dictador y su camarilla. Todo los costos se inflaban para obtener “comisiones”, en una estela larga de ladronerías documentadas. Las repercusiones negativas de esa política irresponsable, que mencionamos escuetamente pese a tan abundantes evidencias, definían la gestión desarticulada e incoherente del Gobierno en todos los ámbitos de la vida nacional.
La educación llegó a la bancarrota, el riego de la tierra era a cuentagotas y la anarquía se instaló en los planes de electrificación. En esto abundan también las cifras y las evidencias que quedan para el olvido en la historia de los desastres nacionales. Desde los inicios mismos de la dictadura afloró su mentalidad mediocre. La UCV, por ejemplo, había pasado de 2.940 alumnos en 1945 a 4.586 dos años después, un crecimiento del 63%. Era 6.000 para el años académico 1949-1950. Con los inscritos en las Universidades de Los Andes y del Zulia, se había logrado triplicar, en apenas tres años, el número de estudiantes universitarios que se encontró en 1945. Contra logros ciertos y necesarios para el país se lanzó el clausurador neofascismo castrense. Una reserva de 7.000 estudiantes salieron a cursar estudios fuera del país. La formación profesional se restringió en cantidades que no guardaban proporción con las necesidades acumuladas por el país.
Y en la calle, más allá de las aulas de clases, las lecciones que se proyectaban sobre la conciencia de las nuevas generaciones venezolanas no podían ser más degradantes: el zahumerio constante al megalómano que detentaba el poder; la sumisión absoluta a las potestades extranjeras del dinero, conjugada con un patrioterismo delirante y de mal gusto, dirigido a la creación de odios; la pestilente corrupción administrativa; el espectáculo bochornoso de un grupo de hombres que esquilmaba al país y acogotaba las libertades de todos en los paréntesis de descanso entre bacanales.
El contrapeso de estas influencias mefíticas, deletéreas, que amenazarían con desintegrar el espíritu nacional, se refugió en el militante movimiento de la resistencia democrática, abrazado a su fe política con fervores de cruzada y oponiendo una elevada ética colectiva a la sucia marea desbordada. Todo esto se buscaba acallar en el menos complejo terreno de algunas obras materiales. Pero ésto último exaltan exégetas benévolos de los regímenes de fuerza, quienes pretenden cohonestar sus atropellos a la libertad y a la dignidad de los pueblos con una supuesta eficacia que despliegan en lo que se refiere a hacer sólida obra administrativa.
Pero para la historia no es posible ignorar la paralización de obras realmente sólidas en ejecución. Y menos aun cuando no se emprenden obras nuevas. La electrificación del país, obra excelsa adeca, retrocedió, así como el interés en seguridad social y salud. El Hospital Policlínico de la Ciudad Universitaria es otro ejemplo. Planificado cuando Medina Angarita, AD lo comenzó a levantar y lo dejó muy adelantado (la construcción iba por el sexto de sus once pisos para 1948). Y seis años después se inauguró, pero no para entrar en servicio, ya que no se pudo utilizar de inmediato. En 1956, todavía estaba sin funcionar “por falta de personal especializado”, faltaban médicos y enfermeras (diez veces menos que las requeridas en Venezuela). Y a quienes reclamaban mantener los avances logrados por los adecos en cuanto a Reforma Agraria (también paralizada por el tarugo), el régimen sólo decía “Vayan a quejarse a Acción Democrática”. Todo se deformaba y distorsionaba autocráticamente. Y la política del “Bien Nacional” permitió que muchas tierras del Estado fueron transferidas a esos acaudalados propietarios de nuevo cuño, secuestrando y acumulando los “bienes nacionales”.
Otro “detalle” fue que la coherente política de inmigración se transformó en tráfico de pasaportes y de visas, pingüe y escandaloso negocio. Y cabareteras de todas las nacionalidades, junto con aventureros de toda laya, se volcaban hacia Caracas, ciudad en permanente jolgorio, con clientela y complicidad oficial. Hora incalificable y bochornosa donde naufragaron normas de austeridad de todo equipo de Gobierno con un mínimo de respeto hacia las responsabilidades contraídas. Volvieron las orgías oficiales y desenfrenadas de cuando Cipriano Castro, en un ambiente de zahúrda, de lupanar, de garito, como se gobernaba al país. El vértigo licencioso y la arrogancia mandante no tenía tiempo para los problemas del país. Se paralizó el ímpetu que le había dado el régimen democrático.
Otro mito de la dictadura es la construcción de viviendas. Se abandonó la construcción coherente de viviendas con distribución lógica a escala nacional (además de que e 1948 se construyeron más viviendas que la dictadura entre 1950-1952). Para 1955, más del 15% de los venezolanos vivían en Caracas, una especie de macrocefalia que empeoró por la falta de previsión de un Gobierno que aceleró la torrencial acumulación de gente en un valle estrecho. La construcción de superbloques no echaron las bases para la solución armónica, racional y nacional. Sembraron y fertilizaron semillas de desajustes y graves dificultades futuras. Una “tiesa empalizada de 16 pisos” (para 35 mil personas) constituían una décima parte de los 300.000 venezolanos amontonados en los cerros y quebradas del cinturón de pobreza; a capricho improvisaba la dictadura.
Cuando fue derrocado Gallegos estaba en vías de instalación inmediata una industria siderúrgica nacional. Todo el plan para transformar en acero el mineral de hierro venezolano se desmanteló y perdió. El teniente coronel Llovera Páez se transformó en el taumaturgo de una siderurgia venezolana nonata e invisible que más de 5 años después, en jira cual rey Faruk por Europa, paseando media tonelada del mineral y una extensa cauda de amigos jacarandosos, curiosearon algunas fundiciones en los ratos libres que a la caravana le dejaba el recorrido alegre por los clubes nocturnos de Mónaco y la Riviera. Al igual que sucedía antes de los adecos con el petróleo, el hierro se regalaba a extranjeros por tres lochas. Siete años después de iniciado el régimen usurpador, no teníamos plantas siderúrgicas en Venezuela. Pero el turismo dispendioso y las fanfarrias publicitarias no cesaban.
En síntesis, el modo despótico de gobernar se conjugó con el auge insólito de la inmoralidad administrativa, haciendo de Gómez y Guzmán Blanco tímidos practicantes del merodeo o escaladores novatos en el grupo de los desfalcadores nacionales. Nunca se había expandido el peculado en tales proporciones ni con tanta impudicia. Los millonarios de decenas de millones se improvisaban –muchas veces con uniforme- a la vuelta de semanas en el ejercicio de cargos administrativos. Y como las trampas siempre salen a la larga, en el caso de Pérez Jiménez (ya caída la dictadura) se ocuparon sus bienes: una casi interminable lista de edificios, terrenos, haciendas, títulos y acciones poseídos por el prófugo, sus familiares y testaferros. Tenía otra cantidad de millones en bancos extranjeros y, además de la famosa “maleta” olvidada al huir, dejó en Miraflores una libreta de su puño y letra donde reflejaba el montante de las comisiones que él recibió por compras que hizo el Estado. Ya extraditado el reo en 1962, la desfachatez del ladrón justificó su fabuloso enriquecimiento diciendo: “Lo que quiero probar con esto, pues no estoy obligado a dar explicaciones, es que un Jefe de Estado puede hacer buenas operaciones si sabe escoger el momento oportuno para inversiones sólidas”.
La cloaca de corrupción administrativa fue denunciada constantemente por los canales de difusión clandestina de Acción Democrática y otros partidos, sin jamás ser desmentida. Fueron 10 años perdidos para el desarrollo nacional, de desbarajuste social y de envilecimiento de la ética colectiva, donde hasta el juego del 5 y 6 fue tomado por el Estado Mayor Militar –junto con la incitación a los juegos de azar- para robar a manos llenas. Hipertrofiaron a las loterías. Hasta la construcción de la Autopista Caracas- La Guayra fue objeto de la rapacidad: obra útil y necesaria que planificó e inició el régimen adeco, pero que la dictadura elevó a un costo impresionante, logrando para Venezuela el cuestionable privilegio de tener la carretera que más ha costado en el mundo: 6 millones de dólares por milla (según la revista Time, 28 de febrero, 1955); entre 180 y 200 millones de bolívares (de aquel entonces) se gastaron en la construcción de una vía de apenas 17 kilómetros de largo.
Así de resumido (dejando tanto más por fuera), esta fue una etapa de traición al destino económico nacional, que desvió el proceso de modernización democrática iniciado en 1945, y que terminó de desbarrancarse con una política de petróleos que en línea de sucesión directa viene de la instaurada por Juan Vicente Gómez: colonialista y contraria a los intereses del país, como también resumiremos.

30 de abril de 2010

POR QUE LO HACE?


POR QUE LO HACE?


La decisión de aumentar en un 40 % el sueldo a todos los efectivos militares venezolanos, anunciada ayer por Hugo Chávez en su “Aló Presidente”, da cuenta del importante efecto que las declaraciones dadas por el general Antonio Rivero el jueves pasado, tuvieron en los cuarteles.

Chávez, como suele suceder, saca en esta oportunidad la chequera para revertir el tsunami que significaron las revelaciones de Rivero dentro de las fuerzas castrenses.

Rivero es un oficial que ha sido intachable tanto en su desempeño militar como en sus funciones gubernamentales. Es por esa razón que cuando Chávez dice: “Fue cambiado de puesto varias veces hasta que lo mandamos para su casa”, no argumenta las razones que habrían privado para el cambio de Rivero, pues ¿Cómo decirle al país por ejemplo, que el general en cuestión tuvo un mal desempeño frente a Protección Civil? Lo obvio es que las razones de los diferentes cambios, es que Rivero no se plegó por ejemplo a la consigna de “Patria, Socialismo o Muerte”, y tampoco a la de “Patria Socialista o Muerte”, al punto que no le respondió a Chávez en una oportunidad a ese saludo obligando incluso al Presidente a saludarlo la siguiente vez con “Patria o Muerte” que sí se encuentra dentro de los principios castrenses.

Las denuncias de Rivero se potencian además por tratarse de un oficial reconocido como honesto, que en el grado que se encuentra no cuenta ni siquiera con casa propia y que salió del cargo de Protección Civil –que da para suntuosas comisiones y contratos- tan limpio como entró.

Pero además el lenguaje verbal y corporal utilizado por Rivero fue impecable en el sentido militar. No incurrió en panfletería contra el Gobierno o contra el Presidente sino que se ciñó estrictamente a las irregularidades que en el orden militar se están cometiendo en el país, como por ejemplo que Hugo Chávez se presente vestido de militar en actos políticos, cuando la norma expresa es que los militares activos no pueden participar en política, y además la Constitución es clara en el sentido de que sólo civiles pueden optar a la Presidencia de la República.

Pero el punto más importante de las declaraciones de Rivero sin duda, es el que se refiere a la presencia de cubanos en instalaciones militares, en funciones estratégicas que atentan contra la soberanía y seguridad nacional.

En el año 2004, ésta columnista difundió un video en el que se apreciaba a unos cubanos llegando al comando de la Guardia Nacional en San Fernando de Apure, y a los soldados venezolanos cargándoles el equipaje.

José Luis García Carneiro, Ministro de la Defensa entonces, ordenó abrirme un juicio militar inconstitucional, no porque las imágenes fueran falsas, trucadas, o porque no se tratara en realidad de personal cubano el que aparecía en las tomas, pues reconoció como cierto el contenido, sino porque ésta periodista incurría, según García Carneiro, en traición a la patria al difundirlas.

Desde el 2004 hasta hoy, seis años después, los cubanos han ido tomando en Venezuela no sólo las instalaciones militares sino sectores estratégicos de defensa nacional como es el caso del sistema de identificación y registros y notarías, denunciado también con detalles en esta columna el 4 de mayo del 2004.

Ayer en su “Aló Presidente”, Hugo Chávez trató de “suavizar” el efecto de las declaraciones de Rivero, intentando explicar la clase de ayuda que presuntamente estarían prestando los cubanos en diferentes áreas en Venezuela, sin tomar en cuenta que la presencia de los cubanos ya la ha sentido por alguna razón cada venezolano, sobre todo si esa presencia está encerrada en los cuarteles.

Por su parte, militares como García Carneiro que no sólo han aceptado sino promovido la cubanización de la Fuerza Armada, han ejecutado medidas en este sentido. Desde hace 4 años, siendo García Carneiro ministro de Participación Popular y Desarrollo Social se inició un proyecto conocido como “Casa Hogar Unefa”, regida por la escuela de Educación Integral de la Unefa, a través de operadores psicológicos cubanos y miembros del Frente Francisco de Miranda entrenados y adoctrinados.

En Cuba para la formación política de los cuadros de defensa de la revolución, es decir, la generación de relevo la fachada perfecta para crear al nuevo ser revolucionario y alcanzar la perpetuidad de Hugo Chávez en el proceso, son niños abandonados, niños sin familia o cuyas familias los entregan a la revolución a cambio de trabajo, vivienda, o dádivas. La revolución se los adoctrina y los padres quedan felices.

Patricia Poleo

29 de abril de 2010

DISFRAZ DE BOLIVAR

Disfraz de Bolívar



Los vítores del soborno lo coronan Padre de La Patria. Doscientos años después, el espacio inmarcesible del Libertador Simón Bolívar es suplantado por Hugo Chávez y sus ansias de perpetuarse en el tiempo.

Los coloridos actos del bicentenario, fueron secuestrados por un pomposo desfile militar en donde se elevaron consignas a favor del régimen totalitario y su comandante, en la desastrosa tarea de acabar con los inmensos recursos de la nación. Aquí llegó toda la cofradía de mandatarios que viven lactando en las ubres de Venezuela. Envueltos en la sinuosa máscara de la falsedad, se apersonaron todos aquellos que respiran gracias al valor de nuestras divisas. Dignatarios disfrazando su odio por la vida democrática, y enemigos jurados de la libertad de los pueblos. Es por ello que la diplomática guerrillera Piedad Córdova, se apareció en el acto solemne como enviada especial de aquellos que acaban con la vida de los inocentes. La agente de las FARC con la alegría de encontrar respaldo para sus amigos secuestradores.

La Asamblea Nacional convertida en ratonera. Las focas morbosas aplaudiendo a rabiar hasta agotar el libreto. Se deleitaron lamiendo botas hasta más no poder; se arrastraron como sanguijuelas en busca de quien les da de comer. Nunca habíamos visto mayor muestra de inmoralidad política. Unos poderes públicos mancillados en su honor, reducidos al pequeño espacio de servir de porristas de un evento cargado de superchería barata. Unos parlamentarios que no luchan por lograr beneficios para sus regiones, sino que optan por conquistar la mejor sonrisa del héroe del museo militar.

La sesión extraordinaria con motivo del Bicentenario, fue un ejercicio de la pequeñez del proceso. Individuos de ultratumba creyéndose que la historia emancipadora la escribió Hugo Chávez, que todas sus opiniones traídas de los cabellos, son de inspiración divina. Qué falta de talento lo de Cilia Flores, su disertación parecían las palabras de un alumno de las misiones. Su escasez de neuronas la hacen una patética muestra de lo mediocre que son los líderes del socialismo podrido.

El discurso de Cristina Fernández tan alejado de la realidad como su cutis marchito por las numerosas cirugías. Una pieza barata acoquinada de algún sesgo inteligente que se copió de los fragmentos estelares de excelentes tribunos argentinos como: Nicolás Avellaneda, del cual tomó algunos conceptos que asumió como suyos, demostrando que invitar a ciudadanos alejados de nuestra realidad histórica es un grave error. Claro, que en un recinto en donde pululan los mediocres. Esos hechos de relevante valor historiográfico son de poco interés para las focas golosas. Acostumbradas al aplauso fácil y a la negación hasta de su propia condición humana.

Hugo Chávez, parecía vivir su revancha con la vida. Miraba a los dignatarios extranjeros y recordaba que de humilde veguero llegó para disputarle a Simón Bolívar, su deidad como sostén de los sueños libertarios. Ahora, observa de reojo al caraqueño universal, y lo nota como cansado en sus proclamas. Es por ello, que quiere transformarse en él. Una especie de metamorfosis histórica que haga que ambos sean uno solo, como en el propósito de Dios.

Quiere abrazar la historia y vivir con ella. No anhela ser un presidente más, su verdadera vocación es someter a los pueblos a tener que soportar a semejante chafarote. Lo que sí le preocupa son las verdaderas batallas. Una cosa es creerse Simón Bolívar, y la otra en luchar en el campo del honor. Eso de luchar codo a codo con el adversario le trae amargos recuerdos. Cuando tiene que ofrendar sus ideas, sale en veloz carrera dejando a los demás tirados a su suerte. Huye con la debilidad entre las piernas, pidiendo perdón con los mocos hasta las rodillas, suplicando la clemencia que no tiene con sus adversarios.
Un desfile que parecía un circo multicolor. Soldados al frente en la búsqueda de un ideal que se pierde en el totalitarismo. El bicentenario construido para ensalzar al hombre que destruye el futuro de la nación. Un aniversario patrio que nos quiere hacer creer que Hugo Chávez representa los sagrados valores venezolanos. Nada se parece más a la trampa que aquel que desgobierna desde Miraflores.
Alexander Cambero

28 de abril de 2010

DEMOCRACIA VERSUS TOTALITARISMO

Democracia versus totalitarismo

Creo que es bueno dar el concepto de Totalitarismo
Se conoce como totalitarismos a las ideologías, los movimientos y los regímenes políticos donde la libertad está seriamente restringida y el Estado ejerce todo el poder sin divisiones ni restricciones (de un modo mucho más intenso, extenso y evolucionado que el teórico poder absoluto

O votamos por la consolidación del gobierno totalitario o lo hacemos por el rescate de la democracia.

El plus de la unidad lograda por la oposición venezolana estriba en un detallito no más: los acuerdos son producto de un proceso democrático múltiple, amplio, diverso y no sólo en la metodología para la escogencia de los candidatos, sino también en la participación y en la conformación de las planchas con aspirantes de todos los sectores.
En un proceso como ese nadie puede imponer su voluntad y es obligatorio, por un principio consustancial a la negociación, ceder, conceder y sacrificar intereses personales o partidistas en aras del interés colectivo y de la dimensión de los objetivos.
Difícil, imposible se regodeaban algunos, poner de acuerdo a esa cáfila de oportunistas y a veces uno podía pensar que era así o, por lo menos, que no había noción plena de la responsabilidad contraída con un país tozudamente empeñado en frenar el proceso de totalitarización al cual se le quiere someter. Pero lo lograron, en medio de todo tipo de tensiones, donde no podían dejar de aflorar egos magullados, inevitables inconsecuencias y en no pocos casos la soberbia mal disimulada de uno que otro jefecito al estilo de la vieja guardia. En fin, encontraron la cuadratura del círculo gracias no sólo a Aveledo y Medina, entre otros, sino a la prevalencia de ese sentido de responsabilidad y de la sintonía con una sociedad que no les hubiera perdonado el fracaso.
El logro es notable y debe arrojar frutos por un efecto de demostración porque en la acera del frente el chavismo se dispone a celebrar unas primarias con todas las apariencias de un proceso democrático que, en el fondo no lo es (tiene razón Raúl Castro cuando dice que Cuba y Venezuela son la misma cosa). Allí es evidente que todo, absolutamente todo, pasará por el dedo de Hugo Chávez y nadie, por muchos méritos que pueda tener, a los ojos de los votantes, no podrá ser candidato si no recibe el visto bueno previo del gran elector. Y éste, ya se sabe, no acepta otro partido que no sea el suyo y ninguno otro criterio que el propio.
Pero no se trata sólo la calidad democrática de un proceso, prescindible para algunos electores ante prioridades más angustiosas como el hambre y la violencia porque estamos ante un dilema básico: o nos pronunciamos por un modelo totalitario (es toda una paradoja votar para liquidar la democracia) y un gobierno que mantiene al país sumido en una crisis sistemática o lo hacemos por una propuesta democrática, trabajosamente elaborada, que a partir de la unidad, dentro de la diversidad, tiene claros sus objetivos: el rescate de la democracia y la consolidación de una alternativa que saque al país de la ruina moral y material en la cual se encuentra. Claro, la unidad no es, por si misma, garantía de triunfo y ahora es cuando comienza la pelea.
Roberto Giusti

20 de abril de 2010

EL INCA VALERO AGUO LA CELEBRACION, ESA ES VENEZUELA


¿Fracasó el Bicentenario del 19A?
(El Observador Binario).- Lo que había sido llamado a convertirse en una “gran celebración nacional”, terminó siendo abortado entre la impericia, el sectarismo y los jalotones de bolas de quienes, indiscutiblemente, no estaban, ni remotamente, preparados para tal celebración.
El manejo de los festejos no ha sido diferente al manejo de los servicios de agua y electricidad: la improvisación, el derroche y el mal gusto (kistch) formaron el “cóctel mortal”, sazonado por la réplicas de la descomposición de las instituciones que, en los hechos más cotidianos asoma sus fauces, queriendo tragarse, no sólo este bonche sectario, sino a la Nación entera.
Por otra parte, las interpretaciones más inverosímiles y discordantes, de parte de la “inteligentsia Psuvista”, restaban seguidores, en lugar de sumarlos, al “condumio histórico” (banquete de patria), pues, entre el “gordo” Lara y el no menos grasiento Carlos Escarrá, deambulaban entre “un golpe de estado técnico” y “Chávez un Bolívar redivivo”, como intérpretes de los hechos de Abril de 1810 sin solución de continuidad a los hechos de Abril 2010, intentando tragarse, para aumentar su gordura, la conciencia histórica del país.
Luego, la improvisación y el apuro, que obligan a realizar “prácticas de paracaidismo”, en una zona “urbanísticamente anárquica”, apenas a 24 o 48 horas del acto, en medio de un temporal climático. Esa muerte no se justifica, digo, la del paracaidista.
Pero los grandes titulares, que robarían centimetraje en las primeras planas de los periódicos del 19 de Abril de 2010, todavía estaban por llegar, reduciendo, todo esfuerzo del déspota, por “vender una patria unida a su alrededor”, aunque fuese sólo de ficción y por 24 horas.
El “chalequeo” del bonche, curiosamente, igual que en el caso de Escarrá y el “gordo” Lara, provendría de otro de sus seguidores, aunque mañana salga, diciendo y maldiciendo que el fracaso se debió a la oligarquía y a la fétida oposición escuálida “patapodría”.
“El Inca” le quitó todos los titulares del día domingo y los del lunes también. La maldición se había cumplido, a la gran “celebración bicentenaría” le había caído la “Ley de Murphy”: “Si algo puede salir mal, saldrá mal”; o, “Todo lo que empieza mal, acaba peor”.
Y es que, en una celebración como ésta, no se puede ignorar a los historiadores, no se puede pretender cambiar la versión de los hechos ocurridos y no se puede ocultar el estado de la nación “bajo la alfombra, para que los invitados no los vean”.
Por eso, se perdió una oportunidad que sólo podrán volver a tener nuestros tataranietos, en la celebración del “tricentenario”, cuando, esperamos, ni Fidel, ni Raúl, ni el Déspota estén presentes ni homenajeados con “bustos en recordatorio a su malhadado paso por la tierra de Bolívar”.

19 de abril de 2010

EXITO DEL HIPERMERCADO BICENTENARIO, NO SE LO PIERDAN

Un amigo nos ha hecho llegar unas fotos tomadas en el Hipermercado Bicentenario localizado en el Centro Comercial Babilón, en el oeste de Barquisimeto, antiguo Hipermercados Éxito, aqui se demuestra que todo lo que toca este malandro y sus secuaces los convierten en CARROÑA
A continuación las fotos  que se explican por si solas:

"ESTO ES ROBOLUCION"