¡Está caído, pero salvado!
Por muchas partes se escucha que ahora sí. Sólo hay que esperar que siga bajando en las encuestas. Cada vez menos gente cree en él. Ya se ha llevado tremendos cacerolazos en medio de una espontánea y creciente protesta.
Para muchos analistas y comentaristas llegó el principio del fin del régimen y el 26S-10 tendrá que decidir entre el irse de una vez o esperar la derrota de diciembre del 12.
A esto se unen otras posiciones que proceden del plano académico o asesores políticos, como en el caso de Heinz Dieterich (Entrevista con Vladimir Villegas, El Nac., 21/03/10, p.04) quien le hace al golpista-presidente (GP) un reclamo fundamental: dejar de lado su propuesta de socialismo del siglo XXI (SS-XXI) como vía para llegar al post capitalismo.
Y especifica HD: “La política del Presidente no ha construido institución alguna que se pueda llamar del socialismo del siglo XXI ni ha hecho un esfuerzo serio de crear la conciencia hacia la transición a este concepto”. Y es por ello que su “discurso anticapitalista no tiene aval alguno en los hechos”.
Para HD, el Presidente tiene un iceberg mucho más cerca de lo que admite producido por el desorden del sistema de gobierno. Este iceberg tiene por base el bloque electoral de apoyo a la derecha, que gira en torno a 40%.
Se supone que es un apoyo que recibe la derecha-contrarrevolución. Y “si a esto se agrega una crisis coyuntural fuerte, el apoyo al Presidente puede caer significativamente y el país podría volverse ingobernable”. Esto significa una pérdida total de control de este ex país por parte de “la revolución”.
El Gobierno está entonces frente a obstáculos difíciles de superar, que llevarán a la sociedad venezolana a una mayor confrontación entre el régimen que no llega a asumir el socialismo del siglo XXI y la derecha que se convertiría en triunfadora en las elecciones del 26S.
Esto traería una crisis a nivel de catástrofe que podría tener tres formas de desenlace: problemas en la calle, dinámicas en el Parlamento y una desobediencia en sectores militares.
La primera lleva a pensar en insurrección popular, la segunda en Constituyente para borrar el triunfo de la derecha y la tercera en borrón y cuenta nueva.
Para HD “si el Presidente quiere mantener su poder tiene que abrirse al centro político. Hacer un gobierno de unidad que garantice la paz, así como la constitucionalidad”. ¿Pedir esto a quien ha hecho de la política una guerra-confrontación permanente que le ha dado excelentes resultados para mantener su poder?
Sin embargo, para Dieterich, si no hay unidad ni paz, el régimen perderá el poder. Pero a la vez no se perderá porque “la mayoría de los venezolanos reconoce que el gobierno ha aportado cosas positivas”.
Y explica: “La gente tiene que percibir al Presidente como el garante, el sujeto de su futuro con paz interna y externa, con democracia real y prosperidad”.
Y si la gente deja de creer en esto “va a buscar otra fuerza política”. Pero hay un problema: “los partidos de la derecha no son creíbles y el golpismo menos”. Y por tanto, la gente sigue donde mismo. Y allí estará hasta la puesta en práctica del SS-XXI.
En síntesis, para HD todas las salidas están bloqueadas pero se mantiene la oxigenación del GP, su equipo y política del gran desmadre nacional.
¿Y dónde queda la salida de calle, parlamentaria o militar a que aludió HD si de antemano se sabe que la gente se mantendrá en “el proceso”, sin SS-XXI y capitalismo con invasiones, expropiaciones y afirmación del programa del Manifiesto Comunista?
¿Habrá que seguir admitiendo que este régimen está caído pero salvado por la falta de credibilidad de la otra parte?
Pero ¿quién le dijo a HD que “esta sociedad está dividida en dos grandes bloques”? ¿Por qué se manifiesta renuente siquiera a mencionar el Bloque Contra el Desmadre que apunta hoy hacia más del 50% de la población electoral?
Agustin Blanco Muñoz
abm333@gmail.com