EL HUMOR NEGRO DE LAUREANO
Yo por mí, viviría en un rancho... ¡sabroooso!, sin agua potable, cargando mi latica desde la pata del cerro y subiendo en jeep, con mi despacho bajo unas láminas de zinc bien calientes y piso e' tierra y alpargatas
Pero como me quieren matar, me veo obligado a protegerme, a permanecer en este repugnante palacio caminando sobre alfombras carísimas y durmiendo en cuartos con aire acondicionado... Yo no sé cómo lo soporto. Baño con cerámica, agua caliente y caras porcelanas. Es que si no me vomito cada vez que tomo una ducha es de vaina.
Tengo que moverme en un carro como con 500 guardaespaldas, sacrificando el sueño de mi vida: andar en un volkswagen escarabajo escoñetado y sin frenos; pero, por culpa de los conspiradores, debo ir como me ven.
¿Ustedes creen que a mí me gusta esta limosina blindada
en la que uno puede estirar las piernas y hasta recostarse un ratico y hacer siesta, con neverita de agua fría Evian para refrescarse después de un caluroso contacto con ustedes, mi pueblo, y botellitas de agua oxigenada para lavarme las manos, no vaya a ser que el imperialismo haya contratado a alguna viejita para pegarme una magni-infección? Pues no, yo detesto esta vaina, pero debo andar así por seguridad.
Cada vez que renuncio a un chicharrón con pelos, no pienso en el colesterol malo, sino en qué sería de este pueblo si a mí me da un infarto, porque me imagino que sabrán que los chicharrones son una estrategia de la CIA para joder a nuestros pueblos.
Qué más quisiera yo que poder llevar un Cassio de pulsera plástica en mi muñeca, de ésos cuyas pilas venden los buhoneros de El Silencio. Pero desde que comenzaron los intentos de magnicidio, me veo obligado a cargar un Vacheron Constantin cuya precisión me permite conocer la hora exacta de un posible atentado. Su mecanismo, sensible al pulso, ayuda a mis escoltas a saber, en ciertos momentos de duda, si sigo vivo. Tiene una miniesfera en uno de los cuadrantes que me permite, además, conocer la hora exacta en Washington D.C. , donde vive nuestro mayor enemigo, y una correa de cuero puro que evita alergias y envenenamientos vía epidermis.
¿Ustedes creen que a mí me gustan estos paltós de alta costura italiana y francesa?
¿La verdad? ¡me repugnan!... Lo que me dan es asco, esos trajes cuya línea se mantiene en una caída impecable, el ajuste perfecto a los hombros, el talle ceñido que estiliza la figura y esa solapa gruesa y atacona. Dígame las corbatas italianas de seda, suavecitas... ¡Qué ladilla, mano! Mi sueño es andar con pantalón de kaki y franelita blanca. Pero claro, desde que quieren atentar contra mi vida, me veo obligado a llevar estos costosos trajes, porque es exigencia de la compañía que fabrica los chalecos antibalas, que me dijo: 'con Monte Cristo se le va a notar'.
Eso es como las yuntas de oro: 'Coño, ¿no me pueden amarrar esa vaina con pabilo?, les digo yo'. No, me dicen mis asesores de seguridad, porque esos y que son GPS para conocer mi ubicación en caso de eventual secuestro.
Dígame la comida. Eso sí es un verdadero sacrificio. A mí no hay nada que me encante más que un plato de pasta con Ketchup y un casabe mojado en Pepsi y una arepa de aguacate a las dos de la mañana. Pero hubo que contratar cocineros de máxima confianza y esos carajos no saben preparar nada de esa vaina, sino platos musiúes: que si salmón fumé, que si entrecote, que si escargots. Cómo añoro mis ensaladas con vinagre Corona y aceite Vatel, no esta vaina que lo que sabe es a aceituna y un aceto balsámico de Módena, para posibles envenenamientos.
Cada vez que renuncio a un chicharrón con pelos, no pienso en el colesterol malo, sino en qué sería de este pueblo si a mí me da un infarto, porque me imagino que sabrán que los chicharrones son una estrategia de la CIA para joder a nuestros pueblos.
Qué más quisiera yo que poder llevar un Cassio de pulsera plástica en mi muñeca, de ésos cuyas pilas venden los buhoneros de El Silencio. Pero desde que comenzaron los intentos de magnicidio, me veo obligado a cargar un Vacheron Constantin cuya precisión me permite conocer la hora exacta de un posible atentado. Su mecanismo, sensible al pulso, ayuda a mis escoltas a saber, en ciertos momentos de duda, si sigo vivo. Tiene una miniesfera en uno de los cuadrantes que me permite, además, conocer la hora exacta en Washington D.C. , donde vive nuestro mayor enemigo, y una correa de cuero puro que evita alergias y envenenamientos vía epidermis.
¿Ustedes creen que a mí me gustan estos paltós de alta costura italiana y francesa?
¿La verdad? ¡me repugnan!... Lo que me dan es asco, esos trajes cuya línea se mantiene en una caída impecable, el ajuste perfecto a los hombros, el talle ceñido que estiliza la figura y esa solapa gruesa y atacona. Dígame las corbatas italianas de seda, suavecitas... ¡Qué ladilla, mano! Mi sueño es andar con pantalón de kaki y franelita blanca. Pero claro, desde que quieren atentar contra mi vida, me veo obligado a llevar estos costosos trajes, porque es exigencia de la compañía que fabrica los chalecos antibalas, que me dijo: 'con Monte Cristo se le va a notar'.
Eso es como las yuntas de oro: 'Coño, ¿no me pueden amarrar esa vaina con pabilo?, les digo yo'. No, me dicen mis asesores de seguridad, porque esos y que son GPS para conocer mi ubicación en caso de eventual secuestro.
Dígame la comida. Eso sí es un verdadero sacrificio. A mí no hay nada que me encante más que un plato de pasta con Ketchup y un casabe mojado en Pepsi y una arepa de aguacate a las dos de la mañana. Pero hubo que contratar cocineros de máxima confianza y esos carajos no saben preparar nada de esa vaina, sino platos musiúes: que si salmón fumé, que si entrecote, que si escargots. Cómo añoro mis ensaladas con vinagre Corona y aceite Vatel, no esta vaina que lo que sabe es a aceituna y un aceto balsámico de Módena, para posibles envenenamientos.
Todos estos sufrimientos, y muchos otros que no quiero contar, sino que prefiero que permanezcan en el olvido, con la humildad que me es propia, los hago por ustedes. Y yo cuido mi vida no por mí, que soy una paja que arrastra el viento, ¿qué importo yo y el sacrificio que hago de soportar las Incomodidades que he descrito? ¡Nada, absolutamente nada! Todos estos padecimientos los resisto estoicamente por ustedes, mi pueblo, para que ustedes mantengan ese nivel de vida revolucionario que yo, tristemente, no puedo llevar.
QUE VIVA EL COMUNISMO PERO PA" LOS PENDEJOS.
ese socialismo del siglo XXI es solo para los pendejos. animo venezolanos no permitamos mas abusos por pensar diferente al ANIMAl de chavez
ResponderEliminarESTA MIERDA DE SOCIALISMO ES UNA BASURA PIDEN AL PUEBLO SACRIFICIOS MIENTRAS ESTOS DESGRACIADOS VIVEN COMO REYES...SEGURO SE BAÑAN CON TOTUMO Y EN MENOS DE TRES MINUTOS SI CHIRULI
ResponderEliminarDIOS MIRA PA BAJO ..........QUE HICIMOS PA MERECER QUE ESTE ANIMAL ..........NOS GOBERNARA
ResponderEliminarREALMENTE EL PROBLEMA DE LAS FUERZAS ARMADAS RADICA EN LA CORRUPCION, LA FALTA DE COMPROMISO CON EL PUEBLO VENEZOLANO Y SOBRE TODO EL JALABOLISMO QUE EXISTE EN LOS ALTOS MANDOS MILITARES. EL DESVIO DE FONDO POR PARTE DEL GOVIERNO NACIONAL HACIA OTROS PAISES HACEN QUE LA FALTA DE MANTENIMIENTO A LOS aviones sukhois, A LAS PLANTAS DE GENERACION DE ELECTRICIDAD , A LOS CONTRATOS COLECTIVOS, A LOS HOSPITALES, ETC, HACEN QUE ESTEMOS VIIENDO DE MANERA PRECARIA LOS QUE ESTAMOS AGUAS ABAJOS MIENTRA UN GRUPITO DE PERSONAS QUE ESTAN ALREDEDOR DEL PRESIDENTE SE ESTEN LLENANDO LOS BOLSILLOS.
ResponderEliminar"POR LOS VIENTOS QUE SOPLAN CREO QUE A HUGO CHAVEZ SE LE ESTEN TERMINANDO SUS DIAS."