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9 de julio de 2012

PDVSA NO ES DE TODOS PERO SI DE LOS CHINOS

La revolución socialista de Hugo Chávez, que ha expropiado miles de millones de dólares en activos a las petroleras occidentales en nombre de la soberanía nacional, está cediendo por cuotas el control de la industria a la República Popular China, país que ejerce un papel cada vez más dominante en las decisiones sobre el desarrollo del país.
Expertos consultados y documentos obtenidos por El Nuevo Herald desglosan la cada vez mayor dependencia de Venezuela en el financiamiento y la capacidad de ejecución china, y la manera en que la voracidad de recursos por parte del gobierno de Chávez, le ha llevado a otorgar concesiones a Pekín que son desfavorables para la nación sudamericana.
Tender la alfombra roja a Pekín le ha permitido al gobierno de Chávez obtener cerca de $80,000 millones en financiamiento e inversión extranjera directa. Pero el líder de la revolución bolivariana está sacrificando la soberanía en el proceso, hipotecando pesadamente a la industria bajo términos significativamente más desventajosos que a los que el país previamente tenía acceso en los mercados internacionales, afirmaron analistas.
Irónicamente estos acuerdos, que se traducen en pérdidas al fisco por miles de millones de dólares, se producen en momentos en que Venezuela no debería tener necesidad de buscar financiamiento en el exterior.
Caracas ha estado disfrutando de una bonanza petrolera sin precedentes en los últimos años, con un precio por barril que subió desde los $12 en que se encontraba cuando Chávez asumió el poder en 1998 a los $95 en que se ubica actualmente.
La industria petrolera juega un papel cada vez más importante en Venezuela. Años de persecución al sector privado por parte del gobierno de Chávez han convertido al petróleo, previamente el mayor motor el económico de la nación, en el único que está funcionando.
Pero más preocupante para la nación sudamericana es la pérdida de soberanía sobre el futuro de la industria venezolana, cuando China asume un papel cada vez mayor en las decisiones estratégicas del sector, especialmente a través de los nuevos emprendimientos conjuntos en los que el país asiático participa para desarrollar la estratégica faja petrolífera del Orinoco.
“En apariencia PDVSA [Petróleos de Venezuela] es la dueña de todo, pero realmente no es dueña de nada”, comentó Evan Ellis, profesor del Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa, con relación a los proyectos en los que empresas chinas están vinculadas.
“En todos esos lugares, las decisiones de sobre cómo y cuándo se hacen los proyectos, sobre si es conveniente invertir en un puente en Puerto Cabello o no, se están realizando bajo la autorización de los bancos chinos que están impartiendo instrucciones a PDVSA al cuestionar si tiene sentido invertir aquí o allá”, comentó.
Curiosamente, algunas de las áreas concedidas a China pertenecían a empresas extranjeras presionadas a salir del país por el gobierno de Venezuela.
Documentos obtenidos por El Nuevo Herald recogen detalles de una serie de negociaciones realizadas a inicios de este año entre el gobierno venezolano, China International Trust and Investment Corporation (CITIC), y el Industrial and Commercial Bank of China Ltd. (ICBC) para adquirir una participación de 10 por ciento en Petropiar, empresa mixta venezolana con activos que le fueron expropiados a ConocoPhillips.
Saquen sus propias conclusiones!!!!


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http://www.elnuevoherald.com/2012/07/09/1247512/chavez-cede-a-china-el-control.html#storylink=cpy

8 de marzo de 2010

APRENDER LA LECCION

 Venezuela es un caos a la medida de sus habitantes del cual no saldremos simplemente saliendo de Chávez
Muchas cosas han cambiado en Venezuela en los últimos años,  lo que a juicio de unos cuantos se traduce en un lastimoso avance pero hacia el retroceso, responsabilidad de Hugo Chávez.
No se puede negar que el presidente tiene una gran cuota de culpa, pero es un absurdo echársela toda, porque él más que una causa de males, es una consecuencia, y antes que eso, una gran lección.

Que no nos gusta, es cierto; que quisiéramos pasar la página de una vez por todas, también. Sin embargo, entrar en una etapa post Chávez sin reflexionar, sin digerir lo ocurrido, sin otra actitud, no nos pondrá en una mejor posición.

Madurar como sociedad es indispensable para cambiar el rumbo, para avanzar hacia un modelo de desarrollo. De lo contrario, vamos a estar como esos estudiantes tramposos o flojos, que viven arrastrando materias y pasando con la nota mínima, para tener que enfrentarse tarde o temprano a la condición de repitientes, o quizás a un desempeño mediocre a lo largo de toda su vida.

A estas alturas, la sociedad civil ha crecido lo suficiente como para tener algunas cosas claras. El hecho de que las encuestas muestren que en materia de simpatía política más del 50% de la población se ubica en esa categoría denominada “ni-ni” dice mucho de lo que piensan y esperan los venezolanos. El numerito revela un gran nivel de insatisfacción e indica a los políticos que es momento de actuar de una manera distinta, de ofrecer resultados que se traduzcan en mejoras reales para el país y dejar de lado la labia, la ideología y sobre todo el descaro.

Esto aplica tanto para el gobierno como para la oposición. Y al respecto vale decir que ambos van “raspados” por las mismas razones. En principio por incapaces; el primero por no haber aprovechado los recursos para construir un país moderno y próspero; y la segunda por no tener un proyecto, por estar estancada en las quejas, en las críticas y en las disputas, como si sólo señalar los errores de Chávez y su equipo alcanzara para ganarse los votos.  También ambos pierden por excluyentes, el primero por pretender hablarle nada más a los rojos, y la segunda por no poder articular un discurso que atrape a la mayoría. Y qué decir de las costuras, que a leguas se le ven a casi todos todos, así como su afán de poder, egoísmo y falta de moral.

Mientras tanto, seguimos cayendo. Pero eso no es del todo malo. Crecer duele y a veces hay que llegar al fondo para tomar impulso.  A fin de cuentas, no se trata de salir de Chávez a toda costa. Es necesario entender por qué llegó a la presidencia, por qué ha permanecido en ella tanto tiempo y por qué sigue teniendo apoyo. También es imperioso asimilar por qué su mensaje cala tan bien en una parte importante de la población, y porqué la oposición no termina de dar en el clavo.

Entonces veremos que no es del todo un tema político, es una historia de valores y antivalores; el meollo del asunto es la lección que está detrás de un personaje que ha puesto sobre la mesa las carencias y defectos de un gentilicio, el lado oscuro de un país; es reconocer que ya no somos tan chéveres, que Venezuela es un caos a la medida de sus habitantes y que no saldremos de él simplemente saliendo de Chávez.

Así como en la vida académica lo importante no es pasar de grado mecánicamente  o graduarse a toda costa, sino aprender, pues lo mismo es válido en escenarios, como el político o el social.  Y en ese sentido, aún nos falta mucho.

Quejarse, votar en contra, ansiar una invasión yanqui o esperar que los estudiantes resuelvan el problema es inútil. Mientras brille la viveza criolla, mientras nos hagamos eco de lo incorrecto, del facilismo, del cortoplacismo, de lo mediocre; mientras nos haga gracia saltarnos un semáforo, colearnos en el automercado, la comisión millonaria o el sobreprecio del 100%, habrá espacio para un Chávez en la presidencia.

Aunque duela, el país tiene el gobierno y la oposición que se merece. Ellos, tristemente, reflejan los defectos que como nación debemos mejorar. Y así las cosas, parece que tendremos que rehacer la tarea por un buen rato. De eso se trata el aprendizaje, de un proceso de repetición que no siempre es fácil, pero que inexorablemente da buenos frutos siempre y cuando se hagan méritos.